El capitán de ABANCA Ademar León, Juan Castro, vive con la máxima expectación los días previos a ejercer de equipo anfitrión en la 33ª edición de la Copa Plenitude ASOBAL. El director de juego leonés asume la presión y responsabilidad de jugar en casa, presume de orgullo ademarista y confía en devolver el apoyo de la fiel parroquia de Ademar con un buen papel en la Final4. El central repasa sus inicios, su papel como capitán y veterano en el vestuario y su condición de referente para las futuras generaciones.
¿Cómo llega el balonmano a la vida de Juan Castro?
Por influencia paterna y sobre todo porque en León y en los maristas era casi obligatorio al menos intentarlo. Es verdad que yo jugaba a baloncesto y a fútbol sala pero, por la importancia de este club y por el máximo nivel al que ha llegado, por la historia que Ademar tiene, era el mejor de los caminos.
¿Podemos imaginarte de pequeño viendo partidos del Ademar?
Mi día a día era en el túnel de vestuarios. He tenido la suerte de vivir el Ademar, como club, a unos niveles mucho más allá que un mero aficionado. Me he criado jugando con balones de pega desde los cinco años, haciendo trastadas en esos vestuarios. Por suerte, por la relación de mi padre con el club durante tantos años, yo pasaba todas las tardes en este pabellón. He visto ganar al Ademar una liga y títulos europeos, he visto este pabellón con un clima que no he visto en otros sitios, he visto al Ademar celebrar títulos por las calles de León, he visto pasar por aquí a los mejores jugadores del mundo. Tengo fotos con muchos jugadores de los que han pasado por Ademar y en contra. Con Staffan Olsson y Magnus Andersson, Alberto Entrerríos, Iker Romero…etc.
¿Qué significa, para ti, ser el capitán del equipo de tu ciudad?
No le doy más importancia de la que tiene al hecho de ser el capitán. Mi imagen de capitán idóneo es el que menos se necesita y el que está para los problemas de verdad y no para figurar. He tenido la suerte de tener magníficos capitanes en todos los equipos en los que he estado, en León y fuera, he intentado hacer lo que he visto y lo que, como entrenador, me gustaría que hiciera el capitán.
¿Cómo es el Juan Castro capitán?
Se puede ser líder de muchas formas y no hay mejor poder que el que te dan tus propios compañeros no el que te dan por ser el capitán. Lo mejor que se puede hacer es predicar con el ejemplo y ser lo más humilde posible.
¿Y qué tipo de veterano eres?
Soy veterano realista. No soy veterano en cuanto a mucha edad pero sí soy el segundo más veterano del equipo. Por experiencia creo que sí puedo aportar a los jugadores jóvenes, para que no se confundan en cuanto a la realidad del balonmano, de la suerte que tienen de estar en un club como el Ademar y de poder pertenecer a un primer equipo de ASOBAL, que valoren esa situación. Es algo que no deberíamos olvidar.
Como veterano, ¿notas un cambio en la siguiente generación de jóvenes?
Las generaciones que vienen son totalmente diferentes a las de antes, son una generación que igual tiene menos capacidad de trabajo y que está más sobreprotegida. También ahora es más fácil llegar al primer nivel.
¿El hecho de estar estudiando psicología te da más herramientas y recursos para la preparación mental como jugador de balonmano?
Por supuesto, la psicología me aporta mucho, no sólo en la pista sino también fuera, para cómo afrontar los partidos antes y después, cómo llevar situaciones de estrés o de tensión. Siempre he sido una persona a la que le gusta observar y sigo haciéndolo pero ahora con más información.
Tu contrato con Ademar finaliza en 2024, ¿acabarás tu carrera deportiva en León?
Sería muy bonito haber empezado aquí, haber hecho un tour por diferentes sitios porque me siento un afortunado de haber vivido en muchos lugares y de haber disfrutado del balonmano desde muchos puntos de vista, y sería una buena guinda para el pastel acabar mi carrera en el Ademar. Eso no es a corto plazo, mi idea es seguir jugando cuantos más años mejor pero siendo realista de hasta qué punto puedo dar. Mi idea es, siempre que mi estado físico me lo permita, seguir jugando hasta que pueda.
La camiseta con el dorsal 6 de Juanín cuelga del techo en el Palacio Municipal de los Deportes de León, ¿te imaginas la tuya colgada?
Me imagino el 13 de Juan Castro, que es mi número preferido y ahora no lo he podido coger porque ya lo tenía un compañero, sería fantástico pero creo que no le llego a ese señor ni a la suela de los zapatos. Estamos hablando del máximo goleador de la historia del balonmano español, de un fuera de serie, del mejor del mundo en su día y de una super estrella. Obviamente, si me colgarán la camiseta sería increíble pero creo que, si hacemos una comparación, no es justo. Además muchos otros jugadores de León se lo merecen más que yo. No sería justo pero estaría agradecido eternamente.
¿Crees que Ademar es responsable de poner a León en el mapa?
Creo que es un tema que alguno se debería mirar y debería recapacitar. El Ademar ha sido el club, a nivel local y provincial, que más títulos y más alegrías le ha dado a León. Se le debería respetar más por su historia y se debería valorar el trabajo que se sigue haciendo en las circunstancias que le han tocado, ha sufrido mucho por la crisis, pero ha sabido reponerse y ha salido adelante. Salió del concurso de acreedores y de estar a punto de desaparecer. Creo que, a nivel de instituciones, se le debería tener más respeto y más apoyo económico, político y social porque el club se lo merece.
¿Se juzga al Ademar actual pensando en el Ademar histórico? ¿Sentís esa presión del pasado?
Cuando estás acostumbrado a esas tardes de gloria, de ver este pabellón a reventar, de ganar al Barça, Ciudad Real, Portland, Valladolid… de ganar a los equipos europeos, es complicado admitir que has dado un paso atrás por la situación real no porque el club lo haya querido dar. El club se ha adaptado. Hay que saber dónde estás y ser realistas. No puede ser negociable en este club que los jugadores que estamos en la pista nos entreguemos al 100% cada día. Es verdad que hay días que no salen las cosas pero un club como el Ademar no puede dejar atrás los valores que le hicieron grande en su día. Es algo que se debería transmitir y la gente ser consciente que, aunque la situación haya cambiado, todo eso es común a los jugadores.
¿Manolo Cadenas es la figura que conecta pasado, presente y futuro del Ademar?
Manolo es una persona a la que se podrá achacar si juega un balonmano más o menos bonito, si ha evolucionado más o menos su juego, pero es verdad que a nivel historia y presente de este club, él es uno de los culpables de que el Ademar siga donde está. A veces tiene casi más energía que nosotros, viene cada día con la mayor de las ilusiones. Merece un respeto y una valoración.
¿Cómo se gestiona un vestuario plagado de diferentes nacionalidades?
No es una broma que somos como la ONU, la mayoría de jugadores ya llevan un año de adaptación que es el más difícil. Es un vestuario que, a pesar de tener tanta variedad de nacionalidades y culturas, es fácil de llevar. Te podrá gustar más o menos a nivel deportivo o de juego pero, a nivel humano, ya firmaba yo que fuera el peor vestuario en mi vida.
¿El bigote que luces es tu seña de identidad?
Empecé hace bastantes años, ocho o así, a raíz de Movember y me va por épocas. Hay días que me levanto y pienso que tengo cara de bigote. Últimamente me lo estoy dejando más porque creo que está muy bien como simbología, por lo que representa y defiende el movimiento. Parece que es una tontería pero los hombres también sufrimos. A nivel estético también me gusta.
¿Cómo se vive en el vestuario de Ademar ser el equipo anfitrión de la Copa Plenitude ASOBAL?
Creo que al Ademar le gustan estas competiciones, es un club al que le gusta que haya balonmano en León, no sólo el suyo. Es un club agradecido a la hora de acoger este tipo de competiciones porque el público suele asistir y darle vida a este deporte. Ya no sólo a nivel adulto, en categorías inferiores Ademar ha organizado campeonatos de España y de Castilla y León, hay que saber valorarlo. No es fácil organizar una competición como ésta con todo el trabajo extra que conlleva. Se espera que la Copa Plenitude ASOBAL tenga un buen nivel y tenemos que estar a la altura.
¿Cómo valoras la presente edición de la Copa Plenitude ASOBAL?
Hay un equipo que es muy favorito respecto a los demás. El Barça, por diferencia económica y porque reúne a los mejores jugadores del mundo, es un equipo que es casi imposible batir pero no sólo en España, lo estamos viendo en Europa también que está siendo muy superior al resto. Le quita cierta emoción, pero como anfitriones tenemos un exceso de responsabilidad, el día que juguemos la semifinal no puede haber otra posibilidad que no sea la de pasar a la final para poder medirte al mejor equipo del mundo e intentar hacerlo lo mejor que podamos. En competiciones cortas es aún más complicado porque ellos cuentan con más jugadores y eso les da ventaja.
¿Qué pesa más en la balanza del equipo anfitrión? ¿Presión, responsabilidad, ilusión…?
Afrontamos la Copa Plenitude ASOBAL con la mayor de las ilusiones, intentaremos que este evento sea una fiesta para todos y queremos disfrutar de ella. Entiendo que, para un jugador que juega la Copa por primera vez, este tipo de partidos tenga un exceso de presión o nervios. La tensión siempre es buena porque hace que estés preparado para la competición. El día que deje el balonmano creo que esto es lo que echaré más de menos. No sé si hay más responsabilidad o presión. Sé que hay mucha ilusión como club, como jugadores y, obviamente, es una oportunidad para cada jugador de todos los equipos porque es un torneo en el que se pondrán más focos de lo normal.
Recientemente se han jugado cuatro Copas ASOBAL en León y, sólo en la última, el equipo ha llegado a la final. ¿Para Ademar es innegociable estar, al menos, en la final?
El tema del orgullo, aunque Granollers lo ha hecho un poco suyo, es una de las mejores cosas que tiene el deporte. El balonmano es muy sano en todos los sentidos, es una forma de vivir y de compartir con tu equipo muchas emociones y muchas cosas que, en el día a día, no se tienen. Muchos aficionados vienen al pabellón a desconectar de su día a día o incluso a desahogarse de la tensión y el estrés. Creo que lo mínimo que se le tiene que dar al espectador o al aficionado es que salgan del pabellón orgullosos de lo que haya hecho su equipo, de saber que nos hemos dejado el 100% en la pista y que no nos vamos a casa con reservas. Y luego, cuanto mejor sea el balonmano que se practique mejor, cuantos más goles metas mejor, cuanto más pare tu portero mejor y, si ganas al Barça, ya es la leche. El mínimo es ese, queremos que el aficionado se sienta orgulloso de su equipo porque creo que es el precio justo por la entrada que pagan.
Por el tipo de juego de Ademar y como se ha visto en los precedentes de Liga, ¿es más fácil para vosotros competir en semifinales ante Granollers que frente a Cuenca?
Si nos atenemos únicamente a la clasificación, Cuenca es más asequible que Granollers, no por desprestigiar a Cuenca sino porque están por debajo en la tabla. Si hacemos un balance de los últimos partidos, Granollers es un equipo que, a nosotros, a priori, nos viene mejor para competir. El ejemplo más claro y cercano es el partido de Liga que a nosotros nos salió todo y a ellos nada, ganamos un partido muy fácil. Cuenca es un equipo que, por su juego y por su forma de ver el balonmano, a nosotros nos viene peor. Por eso igual nos viene mejor Granollers pero nunca se sabe.
Ser jugador de balonmano y tener talento suele ser sinónimo de selección pero, en el caso de los españoles, es muy difícil entrar en la selección absoluta. ¿Cómo se maneja eso?
Por desgracia para los jugadores españoles, la selección aspira, continuamente, a lo máximo y tiene unos equipazos tremendos que compiten contra los mejores. Como jugador español, por una parte, te sientes orgulloso de ser español pero, por otra parte, cuentas con la mayor de las competencias para llegar a ese nivel de competición. En su día me llamaron para estar en las listas previas pero, por desgracia, yo no he tenido la oportunidad de disfrutar de un partido internacional con la absoluta. Entiendo que por la situación del balonmano y por los cambios generacionales mi tren ya pasó. Es verdad que, en su día, para mí era triste porque entendía que, por rendimiento, podría haber tenido una oportunidad. Yo me siento muy orgulloso de todo lo que he hecho en el balonmano, me siento muy afortunado de haber disfrutado de partidos de máximo nivel en Champions, en European League, en Liga ASOBAL… pero es verdad que siempre te queda esa espinita de que ojalá hubiera ido con la selección absoluta aunque fuera para un amistoso. Es una espinita que tendré siempre clavada. El hecho de tener ahora una selección “B” con Jordi Ribera ha facilitado ese paso previo que igual faltaba antes. Cuando empecé a jugar en primer nivel, en mi puesto había jugadores increíbles que son de lo mejor que ha tenido la historia de la selección española. Era muy complicado decirle “quítate” a Raúl Entrerríos, a Chema Rodríguez o a Dani Sarmiento. No he estado nunca ni estaré a su nivel. Soy consciente de ello. Me puse la camiseta de la selección junior y juvenil, soy afortunado por vivir esas experiencias, pero siempre tendré la espinita de no ponerme la camiseta de la absoluta. En su día, cuando salía la lista era frustrante, ahora ya lo tengo muy asumido y estoy encantado de que los chavales de 20 años ahora sí tengan oportunidades que nosotros, en su día, no tuvimos.
🌟 ¡Nuevo capítulo de 𝐈𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞 𝐀𝐒𝐎𝐁𝐀𝐋!🎞️
— ASOBAL (@ASOBAL) March 15, 2023
El capitán de @ADEMARLEON, @juancaal_13, nos abre las puertas del vestuario y exhibe su orgullo ademarista 💯🦁
¡Ojo al plano del bigote más famoso de @ASOBAL!👨🏻
🟢🟡 #LaEnergíadeASOBAL pic.twitter.com/qlL7Ghq6px