1 - Barça2 - Bidasoa Irun3 - Fraikin BM. Granollers4 - BM. Logroño La Rioja5 - ABANCA Ademar León6 - Viveros Herol BM. Nava7 - Ángel Ximénez P. Genil8 - Helvetia Anaitasuna9 - TM Benidorm10 - Bathco BM. Torrelavega11 - Bada Huesca12 - Recoletas At. Valladolid13 - REBI Balonmano Cuenca14 - Frigoríficos del Morrazo15 - Blendio Sinfín16 - Fertiberia Puerto Sagunto

Eli Arrechea: “Soy una privilegiada por trabajar en el mundo de la fisioterapia deportiva”

Liga Plenitude
08/03/2019 | FOTO: J.L.Gorría Liga Plenitude

La pasión por el balonmano y por la fisioterapia es el motor que mueve la vida de Eli Arrechea. El gusanillo de la pega aún está en sus entrañas pero Eli Arrechea ha encontrado un papel en el que volcar una actitud de extremo optimismo vital que le lleva a ejercer, no sólo de fisioterapeuta de Helvetia Anaitasuna sino también de “psicóloga” en un vestuario que necesita de su positivismo en los peores momentos: “Observo mucho a los jugadores, siempre busco que estén bien. Si están lesionados, el golpe mental puede ser duro dependiendo de la lesión. En el día a día, el rendimiento del deportista no sólo está en lo físico sino que la mente es muy importante. No soy la psicóloga del equipo, ni mucho menos, pero yo soy muy cercana. Me gusta que mis jugadores y el cuerpo técnico estén bien. Antes de llegar a Anaita, yo no pensaba que transmitía tanta energía positiva. Creo que es importante, no sólo en el deporte sino en la vida en general. Siempre hay que ir con una sonrisa por delante. Me gusta ayudar a los jugadores cuando las cosas van mal, cuando van bien es fácil apuntarse al carro ganador”. La fisioterapia deportiva se cruzó en su camino cuando, a los 16 años, Eli se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco interno de su rodilla: “Esa lesión me ayudó para abrir los ojos definitivamente. Tenía muchas profesiones en mente. Quería ser veterinaria, me gustaba mucho el mundo de la medicina y, cuando me lesioné en la rodilla, sufrí muchísimo en la rehabilitación. Me resultó mágico que con solo las manos y ejercicios me pudiera recuperar. Me llamó mucho la atención y ahí se me abrió mi futuro profesional y pensé que yo también quería curar a la gente”. Tras militar en un equipo de su pueblo, Elizondo, jugar en Torrelavega mientras estudiaba la carrera, pasar por Sporting La Rioja de Logroño, dar el salto al Itxako y formar parte de Beti Onak, Eli Arrechea cambió la pista por estar al otro lado, velando por el cuidado de los jugadores, en una transición menos dramática: “Por supuesto que es menos traumático porque una de las razones por las que decidí dejar de jugar era porque iba a estar de fisio en un equipo profesional y en el deporte que había practicado desde pequeña. Me costó porque tenía la espina clavada pero no descarto volver a jugar”. Combinar sus dos pasiones, el balonmano y la fisioterapia, es un sueño hecho realidad para Eli: “La verdad es que no puedo pedir más. Tengo la sensación de haber cumplido un sueño por el que llevo luchando mucho tiempo. Desde siempre me ha gustado la fisioterapia deportiva y, a día de hoy, todavía hay momentos en los que pienso que soy una privilegiada por trabajar en este mundo. Hace unos años soñaba con ser la fisio de un equipo profesional y ahora veo que estoy ahí así que es un sueño cumplido. Estoy orgullosísima de haberlo conseguido”. Uno de los capitanes de Helvetia Anaitasuna, Carlos Chocarro, es responsable de unir los caminos de Eli Arrechea y el club navarro: “En Anaita, se suele organizar todos los años en semana santa un torneo. En 2014 yo estaba jugando todavía con la pareja de Carlos Chocarro. Ese año, Anaita se quedó sin fisio para el torneo y ellos se acordaron de mí y Chocarro me llamó para preguntarme si estaba disponible. Estaba llegando a casa y le dije si me lo podía pensar un poco. Y cuando colgué pensé que no tenía que pensarme nada, que por supuesto que quería ser fisio del Anaita. Volví a llamar a Chocarro enseguida y le dije que aceptaba. Estuve en ese torneo y el coordinador, Iñaki Pérez, se puso en contacto conmigo unos meses después porque preguntó cómo trabajaba, la respuesta fue positiva y me propuso ser la fisio de toda la base de Anaita. En julio, Iñaki me escribió de nuevo para que llamara al fisio de ASOBAL porque estaban buscando uno y no paraban de llegar currículums. Entré y hasta hoy”. El trabajo de los fisioterapeutas se ejecuta siempre en la sombra, lejos de los focos y la atención mediática, pero las manos de Eli Arrechea y sus cuidados tienen un papel capital en el rendimiento del equipo pamplonés: “Es un trabajo en la sombra pero es muy importante como cualquier componente de un equipo. Vamos una media hora antes del entrenamiento para vendar a los jugadores que lo necesiten o para aplicar cremas de calor. Si no tenemos lesionados, que toco madera para que así sea, estamos viendo el entrenamiento por si pasa algo. En caso de tener un jugador lesionado, hacemos ejercicios con él. Si está en fase aguda estamos más tiempo en la camilla y empezamos a pautar los ejercicios que creamos correspondientes y, si está en una fase más avanzada, hacemos trabajo parcial en la pista o le mandamos ejercicios. Después del entrenamiento, si hay jugadores que han acabado cargados, hacemos masajes de prevención, para evitar que las sobrecargas vayan a más. Los fisios somos los primeros en llegar y los últimos en irnos. Todo para que los jugadores lleguen en las mejores condiciones al partido. Los fisios cuidamos y mimamos a los jugadores. Yo mimo muchos a los míos”. Eli Arrechea no es una fisioterapeuta cualquiera. Ocupa su sitio en el banquillo de Helvetia Anaitasuna con la mejor de sus sonrisas, derrochando optimismo, pero también con los nervios a flor de piel: “Yo sufro mucho. Hay algún aficionado que me dice que cuando me ve la cara en el banquillo sabe si vamos a ganar o no. Debo transmitir mucho. Me pongo muy nerviosa. Intento animar a los jugadores, no sé si me oyen o no. Estoy más nerviosa que cuando jugaba porque, cuando estaba en la pista, siempre podía aportar algo, jugara más o menos. Desde el banquillo, siendo fisio, no puedes aportar nada más que chillar y animar”. La ambición lleva a Eli Arrechea a apuntar más alto en el terreno profesional, con el corazón dividido entre las Guerreras y los Hispanos: “Tengo dos retos, uno que tal vez es más cercano por el hecho de que me están llamando para asistir a concentraciones de diversas categorías con las Guerreras y que sería llegar a ser un día la fisio de las Guerreras. Es muy complicado y no sé si lo alcanzaré. Yo soy muy ambiciosa, me gustaría llegar a más. Tengo otro reto que es muy difícil. Me gustaría ser la fisio de los Hispanos. No sé si ha habido nunca una mujer en la selección nacional absoluta masculina pero me gustaría ser la primera y, si la ha habido, seguir sus pasos. Hace tiempo no me imaginaba estar de fisio en un equipo masculino y aquí estoy. Ojalá que se cumpla alguno de los dos retos”.

SÍGUENOS @asobal