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Nacho Pizarro: “El paso que me faltaba era venir a jugar a la Liga ASOBAL”

Liga Plenitude
24/03/2022 | DDGS Liga Plenitude

El extremo izquierdo llegó a Cuenca para cumplir el sueño de jugar en ASOBAL y para compartirlo con su hermano Fede. Los Pizarro unen su apellido a la amplia lista de hermanos que han competido en la máxima categoría del balonmano masculino español. Nacho Pizarro ha demorado su salto al profesionalismo más de lo deseado, pero confía en aportar su granito de arena para que Incarlopsa Cuenca vuelva a jugar competición europea, cumpliendo un nuevo reto en la trayectoria profesional del internacional argentino.

En un país tan futbolero como Argentina, ¿por qué decides apostar por jugar a balonmano?

Mi hermano y yo siempre fuimos futboleros y jugamos al fútbol en Argentina. Lo que nos llevó al balonmano fue que en las escuelas de Argentina quitan el fútbol en los recreos y sólo podemos escoger entre vóley o balonmano. Así que me decidí por el balonmano cuando tenía 12 o 13 años mientras estudiaba en el colegio. En la categoría cadete fui convocado con la selección regional, donde iban los mejores jugadores de la Liga. A partir de ahí, fui creciendo como jugador y tuve la oportunidad de ser elegido para mis primeros mundiales en categoría juvenil, luego la junior y, finalmente, la absoluta.

¿Cómo era la rivalidad con tu hermano en tus inicios en el balonmano?

De pequeños no pudimos compartir cancha hasta que mis padres firmaron un papel conforme yo podía jugar con gente más grande, ya que soy cuatro años más pequeño que Fede. Fue en aquel momento cuando empecé a jugar con mi hermano. Al principio, él me enseñaba y a veces me regañaba por cosas que hacía o por mi forma de jugar. Cuando fui un poco más mayor, él prefería decirme las cosas a mí o enojarse conmigo antes que con los compañeros.

¿En qué os diferenciáis Fede y tú, a nivel de carácter, en la pista?

Él es un líder, pero de una forma distinta a la habitual. No lo vas a ver enojándose, tratando mal al rival o a los árbitros. Fede es como Federer en el tenis, por fuera no es muy expresivo, pero sí que le corre la sangre por dentro como a todo argentino. Yo soy totalmente opuesto, soy más pasional, me vas a ver hablando con los árbitros durante todo el partido hasta que igual me amenacen con echarme. En este sentido somos el yin y el yang.

¿La presencia de Fede fue decisiva para fichar por Cuenca?

Sí, sin ninguna duda. Hace años que quería venir a Europa, pero nunca tuve una oportunidad clara para dar el salto. Aparte de mi hermano, también está Pablo Simonet, que habló con Lidio Jiménez ya que me había visto en Mundiales o en los JJOO. Me ayudaron a decidirme tanto Fede como Pablo, así como diversos jugadores argentinos que pasaron por Cuenca y que sabían que me iba a sentir cómodo aquí y así fue.

¿Pablo Simonet fue clave en tu fichaje por Cuenca?

Sí, Pablito Simonet principalmente y algo Fede. Son los dos argentinos que se quedaron aquí en Cuenca de tantos que pasaron e hicieron que Lidio se decidiera por llamarme cuando estaba en una gira con la selección en San Luís.

¿Qué tiene Cuenca para facilitar la rápida adaptación de los jugadores argentinos?

Las referencias que tenía de Fede y de los chicos que pasaron por Cuenca son muy buenas. Me dijeron que me iba a sentir como en Argentina a nivel humano y así fue. La primera semana que llegué, los compañeros de equipo, que son muy cálidos, me abrieron las puertas del club sin conocerme y me encontré muy cómodo desde el primer día. Creo que hubiera venido a Cuenca aunque mi hermano no hubiera estado jugando en el equipo. A mi edad, con 32 años, el paso que me faltaba era venir a jugar a la Liga ASOBAL. Jugué un año en Italia, pero no es lo mismo profesionalmente hablando, ya que en España el balonmano es mucho más competitivo a nivel de clubes. La adaptación a Cuenca ha sido maravillosa, no he tenido nunca un no para lo que quería y pedía. Siempre han cumplido con todo y me tratan de la mejor manera.

¿Te parece que tanto Fede como tú habéis demorado demasiado vuestra llegada a ASOBAL?

Sí, se podría haber hecho antes. En los últimos años se puede ver que cada vez más jóvenes vienen a jugar a España a formarse, ya sea en ASOBAL o en Plata. Tal vez Fede y yo llegamos más tarde pero, como se suele decir, nunca es tarde para venir y vivir esta experiencia. Todo depende de la madurez de la persona. Un chico de 19, 20 o 21 años no tiene la misma madurez que uno de 30, no sólo por la experiencia de juego, sino por la madurez mental. Si tiene que pasar, va a pasar. Estoy convencido de que va a llegar un punto en que los jóvenes van a madurar y van a estar en las grandes ligas.

¿Qué significa para ti jugar al lado de Fede en ASOBAL?

Llevo jugando con Fede toda la vida, en cualquier deporte. Jugábamos al fútbol juntos, nos gustaba el fútbol americano, el béisbol, el baloncesto… Ahora que los dos somos más maduros y mayores es increíble que estemos jugando al más alto nivel en el mismo club. Es una cosa que no voy a olvidar nunca. Imagínate cómo se deben sentir mis padres viendo a sus hijos cumpliendo sueños y jugando en el mismo equipo. Mi padre es una persona muy pasional, así que desde que empezamos a jugar al balonmano siempre estuvo en todas las canchas. Hoy en día, aunque está viejo y regañón, nos sigue animando. De hecho, hay partidos que coinciden cuando está en el trabajo y tiene que hacer un descanso para seguir el encuentro. Además, fue el típico padre que nunca se metió ni hizo de entrenador. Sabía que, si se metía, nosotros le íbamos a decir que no hablase porque si no nos influiría.

Si jugar en ASOBAL era un sueño cumplido, ¿qué palabra define compartir el sueño con Fede?

No tiene una explicación. Estoy acostumbrado a jugar con él porque siempre compartimos la pasión por muchos deportes, pero hacerlo en una de las grandes ligas del deporte que nos apasiona es indescriptible. No tiene una etiqueta, no me sale una palabra para describirlo. Es un sueño jugar con Fede y ahora en Cuenca, que nos están saliendo bien las cosas, todo es una locura.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que te ha dado tu hermano después de tantos años jugando juntos?

Recuerdo una frase que me dijo una vez jugando al balonmano: “Vos no tenés que ser tan anárquico, en el sentido de querer finalizar siempre una jugada o querer dirigir. Vos jugá”. Fede ha sido y es una inspiración para mí. Siempre he seguido sus pasos y sus consejos. Es verdad que no comparto muchas cosas porque soy totalmente distinto a él, pero sí que me he fijado mucho en lo profesional que siempre ha sido y he querido imitar todo lo bueno que tiene.

¿Cómo se valora la Liga ASOBAL desde fuera?

La Liga ASOBAL es una liga donde hay muy buenos jugadores. Para los jóvenes ASOBAL es un lugar donde tienen una gran oportunidad de aprender, la formación que hay es muy buena y hay entrenadores que tienen una gran capacidad de formar y enseñar a jóvenes que pueden llegar a tener un gran nivel. En Argentina, como el balonmano no es un deporte profesional, hay muchos chicos que tienen la oportunidad de irse fuera y, desafortunadamente, lo tienen que hacer para mejorar y dar este salto de calidad. En España, por ejemplo, hay veces que muchos jugadores optan por irse a la Bundesliga o a Francia, pero la liga española es muy competitiva y vale mucho la pena jugar aquí. En Cuenca estamos en una situación en la que no te puedes descuidar porque todos los partidos se cierran con una competitividad tremenda.

¿Qué tiene la Liga Sacyr ASOBAL para ser un gran atractivo para los argentinos?

Todos los jugadores argentinos que han venido aquí han buscado evolucionar y estar en la selección argentina, ya que en España hay mucha más calidad en la formación a nivel técnico y de experiencia de los entrenadores. Queremos que en un futuro de 4/5 años tengamos la capacidad, gracias al nivel de la Liga ASOBAL, de poder sumar más jugadores a la selección argentina absoluta. En Argentina pagamos una cuota al mes para poder practicar el deporte que nos gusta. Aquí cada jugador tiene su sueldo y entrenamos todos los días y esto lo hace ser profesional. Estar dedicado y enfocado al balonmano las 24 horas de los siete días de la semana. Cuando era pequeño se veía poco la Liga ASOBAL en Argentina, ya que no todos los partidos eran televisados, pero sí que estábamos muy pendientes de los jugadores argentinos como Gull, Carou o, más recientemente, los hermanos Simonet.

Si te llegan a decir que algún día ibas a estar jugando en ASOBAL, ¿qué consejo le hubieras dado al pequeño Nacho?

Le hubiera dicho que confíe, que se parta el lomo, que se puede llegar, que hay que dejarlo todo para poder estar ahí y que, obviamente, no es fácil. Hay muchos jugadores que quieren estar en ASOBAL, pero se tiene que luchar por ganarse el puesto. También hay que ser muy fuerte mentalmente para estar dispuesto a dejar a la familia o a tus amigos.

¿Con qué jugador de la Liga Sacyr ASOBAL te gustaría jugar?

Es una pregunta difícil. Me gustaría jugar con alguno del Barcelona como Luka Cindric porque seguro que me tiraría un fly. O con Aleix Gómez, para correr juntos las contras.

¿Puede soñar Cuenca con participar en competición europea la próxima temporada?

Nosotros lo que pretendíamos, en esta segunda vuelta, era asomar la cabeza por la parte alta de la tabla y no estar en las últimas posiciones pensando en un posible descenso. Ahora que estamos en mitad de la clasificación para arriba, queremos alcanzar puestos europeos y hacer lo que hizo Cuenca hace unos años metiéndose en Europa. Tenemos que ser prudentes e ir paso a paso.

¿Son claves los siguientes partidos de Liga Sacyr ASOBAL frente a Bidasoa, Logroño o Ademar para conseguir el objetivo de Europa?

Todos los partidos serán claves, primero para conseguir los puntos para alejarnos del descenso y, después, porque sabemos que todos los puntos son necesarios para poder tener la esperanza de conseguir objetivos más grandes como clasificarnos para Europa. Estamos viendo partidos extraños donde el favorito a veces pierde y viceversa. Sabemos que un paso en falso te puede dar muchos problemas, está todo muy ajustado en la Liga y no puedes relajarte porque te puedes encontrar en una posición peligrosa.

¿Qué supone para ti estar totalmente afianzado en la selección argentina absoluta?

Siempre que estuve convocado con la selección, en cada torneo que jugué como Mundiales o JJOO, cuando suena el himno antes de los partidos sientes un escalofrío y se te pone la piel de gallina. No se puede explicar ese sentimiento que tenemos por la albiceleste. Pueden cambiar las piezas del grupo, pero el sentimiento y ADN Gladiador no cambia en absoluto, estamos siempre unidos. Competir con la selección da sentido a todo el sacrificio que hacemos. Nos acerca mucho a la argentinidad, a los mates o a juntarte con tu gente para jugar a un juego de mesa. Estar en la selección de tu país es un orgullo, ya que representas a toda tu gente en el deporte que más te gusta.

¿Qué importancia ha tenido la figura de Manolo Cadenas para el balonmano argentino?

Para mí Manolo significa muchísimo. Cuando jugaba en Italia, al terminar la temporada, estuve a punto de irme a Francia cuando, de repente, el segundo entrenador de Manolo en la selección, Guille Milano, me llamó por teléfono y me dijo que Manolo me quería ver. Cadenas me propuso que volviese a Argentina y, a partir de ahí, volví y empecé a estar con la absoluta. Gracias a Manolo maduré como jugador ya que me exigió mucho. Quizás en algún momento no teníamos la mejor relación, ya que los dos somos muy pasionales y a veces chocamos, pero la realidad es que él es muy buena persona, un gran tipo y me enseñó muchísimo. También ha sido como un padre deportivo para mí, ha sido una persona clave en mi carrera que ha marcado mucho mi madurez como jugador.

¿Cómo viviste el hecho de salir de la zona de confort de jugar en Argentina e irte a Italia?

Fue muy bueno para mí. Fui a un club que estaba a dos horas de Roma, a mitad de tabla y gracias a Dios pudimos hacer cosas muy grandes. Nos clasificamos para la Copa Italia, que no se consiguió nunca, y tengo muy buenos recuerdos de aquella época.

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