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Lucas Moscariello: “Cuando llegué a la Liga ASOBAL tenía la esperanza de recibir la llamada de la selección”

Liga Plenitude
02/02/2017 | FOTO: IHF Liga Plenitude

La vida transcurre a un ritmo vertiginoso para Lucas Moscariello. En apenas unos meses, el argentino ha pasado de la segunda división francesa a la Liga ASOBAL y al Mundial de Francia. Su protagonismo en BM. Villa de Aranda han permitido al pivote debutar en un Campeonato del Mundo con la selección absoluta de Argentina. Con su recién estrenada condición de “Gladiador”, Moscariello regresa a la competición doméstica para sumar esfuerzos y conseguir, cuanto antes, la permanencia del equipo arandino. Llegaste a Aranda de Duero procedente del Billère de la segunda división de Francia. ¿Cómo está siendo tu adaptación a la Liga Loterías ASOBAL? Por suerte la adaptación está yendo muy bien. Me encontré con un equipo joven, un entrenador nuevo y la adaptación fue buena tanto con el grupo como con la Liga ASOBAL. Estoy cogiendo minutos y mejorando. Todo va bien encaminado. La segunda división de Francia es bastante física y fuerte en cuanto a los contactos. La Liga ASOBAL es más táctica. Me gusta recibir golpes y también darlos, por algo soy pivote. En mi país jugué en la primera línea cuando era más joven pero en la selección siempre fui pivote y, cuando llegué a Europa, me mantuve en esta posición. ¿Por qué eliges BM. Villa de Aranda y la Liga Loterías ASOBAL como el siguiente paso en tu carrera deportiva? La adaptación es más difícil en Francia, por el idioma sobre todo o incluso el grupo. Sabía que en España aprendes mucho en cuanto a técnica. Físicamente me sentía bien en Francia pero necesitaba técnica y confianza en lo que hago. Por eso vine a la Liga y a Villa de Aranda y no me equivoqué porque el entrenador es muy bueno, me corrige muy bien y me enseña de todo. Antes de fichar por Aranda charlé un poco con Pablo Simonet, que es de mi categoría, también con Vainstein de Cuenca. Ellos me explicaron cómo es la Liga ASOBAL y me ayudaron en mi adaptación. BM. Villa de Aranda cerró el 2016 con seis jornadas consecutivas sin conocer la victoria. ¿Necesitabais este parón? Empezamos muy bien la Liga pero después tuvimos partidos que perdimos por un gol de diferencia y, al final de la primera vuelta, nos tocó un calendario medio difícil donde era complicado puntuar. El parón nos va a venir bien para volver a acomodarnos, para estar bien físicamente y recuperar a jugadores lesionados. Queremos empezar con todo, como hicimos a principio de temporada. En el inicio de la segunda vuelta visitáis una pista complicada como Artaleku, el hogar de Bidasoa Irún. ¿BM. Villa de Aranda tiene hambre de conseguir su primera victoria de la temporada lejos de casa? Sin lugar a dudas. Tuvimos empates fuera de casa pero no logramos ganar. La victoria a domicilio es una de nuestras asignaturas pendientes. Necesitamos puntuar fuera de casa. Vamos a luchar todos los partidos a morir. Esperemos que los resultados nos acompañen. ¿Qué objetivo se marca el equipo arandino de cara a la segunda vuelta de la competición? El primer objetivo es alejarnos de la zona de descenso y, después, si lo logramos iremos apuntando a lo más alto. No nos vamos a conformar con salvarnos. En un país tan futbolero como Argentina, ¿cómo acaba Lucas Moscariello dedicándose al balonmano? No soy muy bueno en el fútbol. Había jugado a baloncesto y jugaba a balonmano al mismo tiempo. Opté por el balonmano porque tenía a muchos amigos del colegio practicándolo. En mi familia nadie juega a balonmano. Soy el primero y único. Mi hermano jugó unos meses conmigo pero no duró mucho. En el colegio tenía un entrenador, Pablo Virilo, que me llevó a un club y así empezó todo. Él es el gran responsable de que yo jugara a balonmano. ¿Qué piensas cuando recibes la llamada de “Dady" Gallardo anunciándote que eres uno de los elegidos para defender la camiseta argentina en el Mundial de Francia? Fue terrible. La verdad es que no me imaginaba poder entrenar y ser parte de los Gladiadores. Soñaba con jugar con la selección absoluta y jugar un Mundial. Todavía no lo he asimilado. Estoy muy feliz. Había jugado tres mundiales, siempre con juveniles y junior, también Panamericanos pero sólo había entrenado una vez con la selección absoluta. Que se haya dado esta vez me puso muy contento. Nos convocaron para entrenar y la lista definitiva para acudir al Mundial nos la dio “Dady” cuando estábamos entrenando. Me agarró de sorpresa porque Los Gladiadores son un grupo bastante armado, en el que hay jugadores muy buenos, tanto en el pivote como en otras posiciones. Obviamente vine a Europa para coger experiencia y poder, algún día, llegar a la selección absoluta. Cuando llegué a la Liga ASOBAL tenía la esperanza de recibir la llamada de la selección y, por suerte, se dio. No lo esperaba tan pronto, por eso la convocatoria me agarró por sorpresa. ¿Qué supone para ti compartir puesto con un Gonzalo Carou que acumula 9 Mundiales y más de 200 internacionalidades? Fue una experiencia increíble. Recuerdo cuando yo era cadete o juvenil y Gonzalo nos enseñaba a nosotros en la selección. Compartir vestuario con él, compartir puesto y que te dé todo tipo de consejos es algo que no voy a olvidar nunca. Aprendí mucho de todos porque en este vestuario hay jugadores muy experimentados como Carou, Sebastián Simonet o el mismo Diego Simonet. Aprendí de todos. ¿Eres el relevo generacional natural de Gonzalo Carou? No lo sé, ojalá. Voy a trabajar para poder estar siempre con la selección y poder echar una mano a mi país. Hoy en día es muy difícil decirlo porque Carou todavía tiene cuerda para seguir un tiempo. Trabajaré para poder estar ahí si me necesitan. No hace mucho estabas jugando el Mundial juvenil y el junior con Argentina. ¿Has asimilado ya que formas parte de una generación histórica como Los Gladiadores? Me cuesta un poco asimilarlo. Por más que haya jugado un Mundial tengo que seguir demostrando que quiero estar en la selección y que tengo que estar. Con el paso del tiempo, seguro que lo voy a poder asimilar mejor. El Mundial acabó para Los Gladiadores con una derrota en la President’s Cup frente a Polonia. Con el paso de los días, ¿qué análisis haces del papel de Argentina en el Mundial de Francia? No fue un buen Mundial. El objetivo era pasar la fase de grupos, alcanzar octavos y tener alguna posibilidad en esa ronda. Todos decían que era un grupo más accesible que otros. Podías quedar tercero o quizás segundo, si eras capaz de ganar a Dinamarca o Suecia, o podías quedarte fuera de octavos, como nos pasó a nosotros. No se cumplió el objetivo así que grupalmente no fue un buen Mundial. Los Gladiadores han protagonizado grandes Mundiales, como en Suecia 2011 o Qatar 2015. Pusieron la vara de medir muy alta. Eso no está mal porque el grupo podía hacerlo. El hecho de no cumplir con los objetivos pesó mucho. Más allá de la posición final de Argentina en los diferentes Campeonatos del Mundo, ¿el mayor legado de los Gladiadores es el crecimiento del protagonismo del balonmano en vuestro país? Totalmente. Después de todo este tiempo, de los diez años de “Dady” Gallardo al frente de este grupo de jugadores, es indudable que el balonmano creció mucho en Argentina. Ojalá pueda seguir creciendo y se pueda seguir trabajando bien. Los Gladiadores han hecho del balonmano en Argentina lo que es hoy en día. ¿Qué te parecen las críticas que hablan de un fin de ciclo en la selección argentina? Hay muchos jugadores que tienen mucho por dar en la selección. He leído que se habla de un total recambio o de subir a jugadores jóvenes pero yo creo que se tiene que mantener el grupo un tiempo más. Se pueden agregar jóvenes para pensar en el futuro pero la base del equipo es la actual y creo que se tiene que seguir manteniendo, sin lugar a dudas.

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